Toteta Pinnta

Dibujos de mi hija Violeta desde los 15 meses... hasta que me pida que lo deje.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Marzo de 2015

Bueno, bueno. Aquí asistimos a uno de los hitos más hitos de todos los hitos hiteros: Esto es el primer dibujo figurativo de Violeta. Aquí donde lo ven, es UN PAVO. También es el primer experimento con los pinceles. Paalo, como los llama ella en su finlandés glagolítico, pero lo más alucinante es que agarró el paalo, lo enchufó en el tarro de pintura de dedos y dijo "¡pavo!" mientras lo gurruguñaba en el papel. Y acto seguido dijo ¡hala!. Y me pidió otro papel, ¡oto patel!

Maíllo, vele, toto, tul. Me encanta cómo empieza tímidamente a poner puntos amarillos con su dedito minúsculo en la esquinica del papel y luego se arranca por bulerías y acaba trasca que te trascarás a rayarlo todo de arriba abajo. Seria, concentradísima. Que nadie piense que esto es una juerga: es un trabajo de profunda meditación que requiere la implicación de todos los sentidos:)

Aquí empezó a jugar con las marcas redondas que dejaba el botecito de pintura manchado. Todavía se ve alguna. Luego se amarrañó con el azul Klein y lo tapó todo.

 Este lo empecé yo con el sol ese redondo. Todavía estaba limpia la pintura. Luego ya...

Aquí nos soltamos el pelo. Con la mesa hizo algo parecido.

Y aquí.. bueno, para qué decir nada ♥︎ ♥︎ ♥︎

Esto es gouache a pincel. Probando con los puntos. Punnnto, punnnto. Y con los dedos. Leoo, leoo?

 Vel-leee.

Totoo, maílloo. Nos volvemos a la pintura para dedos. No le gusta que el gouache se seque rápido y no se pueda trastear una vez puesto en el papel.

 Mamommm.

Este es su segundo dibujo figurativo. Me esponjo y pavoneo. El trazo verde pespuntado de la derecha es una PITAPA, una jirafa, y los amarillos del centro son un ¡nene! y un PETANNTE, un elefante. Que nadie se lleve a confusión.

Como no me gusta mucho que nos haga pintar a nosotros y no haga nada ella, le  hago trampas. Ella me pide TOTUBA, tortuga, y le hago una enorme que abarque todo el papel. Entonces le pregunto ¿y no quieres hacerle las manchas del caparazón a la tortuga? Y se lanza con las ceras, tras, tras, tras. Me pide una jirafa y le hago una como la que hizo ella el otro día. Pitapa que canta, le digo. ¿Cannta? ¿Tíii? ¿Tú sabes cantar, Violeta? Y dobla los bracitos en un gesto parecido al de los pajaritos, se pone a bailar y se echa un taatol, tol tol, caracol, col col, y un tolo pataata, y pasamos del arte de la pintura al de la música y los trenes. Es que hacemos el tren también, tucutucutúuu, pipipipipíii. Y así transcurre la tarde...

Otro día. Empezamos con los collages. También me pide un nene. Bueno, no, nena. Le pongo "nena" en la cabeza. Nooo, mamá, noooo, nenaaaa. Bueno, pues le pongo el pelo largo. Coquito peto. ¿Qué, mi amor? Coquito peeto, mamá. No te entiendo, mi vida. ¡CO QUI TO! ¡PE TO! Y le señala la cara. ¡Ojitos abiertos! ¡Pero cómo no he caído antes! Es que hay que estar de un avisado...

Vuelve a entrar papá en escena. Pero esos gestismos amarillos y esa especie de ojo, y venga punntos y más punntos..

 Aquí la pobre Hélène Grimaud hecha unos zorros.

Y aquí un variadito de órganos, directores, compositores e intérpretes. Y el logo de un banco malogrado, qué cosas...

Y aquí un Bosco desmembrado, un ¡mono!, la etiqueta de los alfajores nazaríes, un nene astronauta y cierta soprano de mirada dulce. Para recibir la primavera. ¡Hola!
 

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